lunes, 28 de julio de 2008

¡Salvemos Occidente!

Llevo varios días intentando transmutar ideas rabiosas en calmadas desde que leí cierta noticia. ¿Qué puede provocar este efecto?. Nuestro querido ex-Presidente, José María Aznar, por supuesto. Por algún motivo este señor suele tener la habilidad de provocarme reacciones nada reflexivas, de modo que he de tomarme mi tiempo para no aparecer por aquí como un furibundo escupiendo palabras malsonantes.

El caso es que el otro día, rompiendo su tradición (invitación del arzobispo Cañizares mediante) de no acudir a los cursos de verano que en estas fechas celebran las universidades españolas, el ex-Presidente Aznar acudió a una de las conferencias de la Rey Juan Carlos (sobre laicismo y organizada por Cañizares, para ir abriendo boca). Allí fue presentado por el rector de la Rey Juan Carlos, Pedro González-Trevijano, con las palabras de gran patriota. Un paréntesis: me fascina el efecto de esta grandilocuente expresión, tan vacía y tan matizable, casi tanto como parece fascinar a quienes la usan. Por cierto, González-Trevijano, si no me equivoco, pasa por ser el único rector de derechas de una universidad pública madrileña, cosa que no debiera molestar ni sorprender, pero vaya por delante por si queda por ahí algún progre despistado que sigue creyendo que esto de la educación y la cultura es cosa de las izquierdas y se asombra ante el descubrimiento.

Volvamos al tema. Según informan diversos medios, lo más destacable de la intervención de Aznar, al margen de sus habituales caballos de batalla, fue el enlace que hizo entre defensa de los valores cristianos y el riesgo que corre Occidente de autodestruirse, porque según él, es en el mismo Occidente donde anida un perverso relativismo moral que lleva a ser condescendiente con terroristas y dictadores execrables. Por lo visto, somos tan necios que tenemos entre nosotros a gente que tiene la desvergüenza de acusar al propio Occidente, ¡a su propia casa!, de tener la culpa de que haya terroristas que nos odien y nos quieran aniquilar.

Nunca he coincidido con aquellos que pretenden explicar el terrorismo proveniente del exterior del mundo occidental como consecuencia de las malas artes de Occidente. Es obvio que la pobreza y la miseria, en buena parte derivadas del ansia devoradora de nuestro capitalismo globalizado, fomenta en buena medida posiciones radicales. Pero no todas, ni en toda medida. Hay más factores, y más importantes, si nos paramos detenidamente a analizar los casos, para explicar esto. Lo absurdo es hacer atalaya y querer desligar las cosas. El caldo de cultivo es el que es, y no se pueden tachar factores según interese a nuestro discurso. Efectivamente, como dice Aznar, hay una parte de Europa que denuncia nuestra parte de responsabilidad, y entre ellos hay una parte que solamente ve esa responsabilidad, postura tan errónea como la de Aznar al no querer ver ninguna. En cualquier caso es un tema que daría para mucho más. El ex-Presidente siguió dejando perlas.

La que más me interesa es aquella (concatenada) en la que insiste en que es un error sacar de la Constitución Europea las referencias al origen cristiano de nuestros valores, que somos mejores porque la evolución de la igualdad entre sexos y la evolución del cristianismo han ido de la mano, basta asomarse a la historia para comprobarlo, por tanto, como por ahí fuera esa evolución no se ha dado, y por ejemplo el Islam fue incapaz de abrir sus puertas a la Ciencia para el desarrollo humano, ya que tenemos encima una imparable oleada de emigración (y parece que ya se ve definitvamente mal el negarse a ella taxativamente y hay que dejar un margen de aceptación), los emigrantes que vengan deberán aceptar nuestros valores de raíz cristiana. Claro, ya tenemos a la bicha en casa (¿Hacia dónde va Europa sino queremos traer hijos ni defender nuestros valores?), como para encima dejar que vengan estos y nos impongan sus usos y costumbres.

Puede uno ir línea a línea y extraer multitud de debates de tan poca cosa. Desde meras diferencias de opinión a evidentes hipocresías, pero lo que me resulta más preocupante es la inmensa patada a la Historia que se produce. De tanto repetir aquello de la raíz cristiana parece que no hubiese existido otra cosa. ¿Alguién se tomará la molestia de explicarle al señor ex-presidente que antes de la expansión del cristianismo por Europa reinó la cultura greco-romana, y que a su vez los griegos serían incomprensibles sin los siglos de cultura egipcia? ¿Sabe que el propio cristianismo toma de muy distintos paganismos ritos y fechas a modo de inspiración? ¿Recuerda que además no es concebible la raíz cristiana sin la tradición judaica? ¿Se ha dado cuenta que el probablemente impulso cultural más importante encarnado en el Renacimiento bebió de Egipto, Grecia y Roma? ¿Se ha parado a pensar en las importaciones que trajeron de Oriente expediciones como las de Marco Polo o Alejandro Magno, asumiendo para nuestra cultura elementos chinos o de la India? ¿Y de los árabes? ¿Cuántas cosas hay, precisamente entre nosotros, los españoles, venidas con los árabes? Quizá alguien le haya dado al señor Aznar el derecho a parar la Historia y reinventarla como un pasaje puro y lineal donde las culturas han sido compartimentos estancos, o quizá lo que pretenda sea olvidar los hechos y trazar la línea a partir de la cual hemos de mantenernos separados de malas influencias. En cualquier caso me parece un discurso muy turbio y quizá peligroso, porque esconde rechazos nada recomendables y exclusivismos que, aunque parezca una afirmación un tanto apocalíptica, me recuerda a tiempos que no quisiera ver. Se empieza diciendo esto y se acaban montando campos de concentración. Hay que ser responsable cuando se dicen según que cosas y en según que tiempos, porque cuando pintan bastos es fácil elegir cabezas de turco de piel distinta a la propia. Espero que en la mente del señor ex-Presidente no sean estas las ideas que rondan y en la próxima conferencia las estructure mejor. No seré yo quien abogue por la absoluta permisividad y que nos encontremos con prácticas tan comunes en otros lugares como la ablación de clítoris campando a sus anchas, pero este argumento tan fácilmente desmontable de la raíz cristiana es de un absurdo elemental.

Una lectura recomendada: Las raíces de Europa, un articulito pequeño de Umberto Eco disponible en A Paso de Cangrejo (De Bolsillo, 2008) en el cual se pueden encontrar suficientes argumentos para rebatir posturas como estas. No creo que Eco sea sospechoso de ir soltando partidismos gratuitos como tampoco creo que la preparación del señor Aznar, especialmente en estas cosas, sea equiparable a la de Eco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brutal el librito de Eco y el Cangrejo... Este tío a veces suelta obviedades tan obvias que por serlo nunca las vemos.
En cuanto a "Cara Conejo", no entiendo porqué hay que escuchar las palabras de un señor empapado de soberbia, estupidez y lo que es aún peor, un grado extremo de "soyelúnicoquelosabetodo".
Me agota el ex presidente y aún más, si cabe, el tema planteado.
Últimamente han caído algunas lecturas: Apología del ateísmo o Por qué no soy cristiano que únicamente han confirmado lo que una ya sentía. Aquí no se trata de convencer a nadie, pero por Satán, no mentes a Aznar ni a sus comentarios, me resulta más interesante la filosofía de vida de mi sobrina de cinco años... Aquello de y por qué hay señores dentro de la tele???
Darkwoman

chopitosmum dijo...

Si puedo añadir algo, que es difícil porque está casi todo dicho y muy bien además.
Le puedo decir al Señor Aznar y al que se precie, que Santo Tomás pudo leer a Aristóteles y basar sus famosas 5 vías para la existencia de dios, poque los filósofos, historiadores y traductores árabes del XI y XII, recuperaron los textos de los grandes filósofos griegos, como Al-Farabi, Avicena o Averroes. Empezando por ahí...
Besotes.