miércoles, 11 de marzo de 2009

SORPRENDENTES (O NO TANTO) INTERPRETACIONES DE LAS ELECCIONES VASCAS Y GALLEGAS

O no tanto, si, porque ultimamente ya nos hemos habituado a que después de una jornada electoral nadie, o casi nadie, pierda. Pero en este caso me llama poderosamente la interpretación que el Partido Popular ha hecho de los comicios autonómicos del pasado 1 de marzo. Veamos.

GALICIA
A tenor de lo que se escucha parece ser que el PP hubiese entrado triunfador en el Kremlin en pleno estalinismo, y sin embargo no me parece que la hazaña sea de tal calado. Más bien creo que lo que ha hecho Galicia es volver a su normalidad como feudo tradicional del PP. Lo anormal fue lo anterior, la legislatura socialista-nacionalista, muy favorecida en 2005 por el agotamiento de Fraga e impulsada en las urnas por los rescoldos del acelerón de las generales de 2004. El PSOE y sus socios quisieron creer que los escándalos que sacudían a su rival en otras partes del país jugarían a su favor para compensar ciertas veleidades de Touriño recientemente destapadas y el hecho de una gestión no demasiado buena de los cuatro años concedidos...dicen algunos que demasiado cortos para afrontar todo lo que Galicia requería. El caso es que una vez más toparon con una realidad cada día más constatada: el castigo a las corruptelas no es igual en un electorado que en otro, y mucho menos si se producen fuera de la autonomía en elecciones.

A todas luces Galicia a vuelto a su ser, y la euforia no habría de ser tanta en los ganadores si observamos los resultados, ya que están muy lejos de las cifras holgadísismas de antaño. El 47% de voto obtenido supone a penas punto y medio más que en 2005, pero nada que ver con el 51,6% de 2001, el 52,2% de 1997 o el 52,6% de 1993. De modo que Feijóo debería tener presente que su ventaja no es tan considerable y una mala gestión podría dar la vuelta a las cosas más facilmente que en los noventa. La recuperación del control de Galicia es importante para el PP, pero no debería ser magnificada.

PAÍS VASCO
Aquí llega lo más espectacular. Basagoiti decía textualmente esta semana que "el PP es clave en el País Vasco gracias a sus magníficos resultados". Pero al mirar los números de nuevo uno se ve perplejo ante la frialdad y contundencia de los mismos en contraposición a los que se dice de ellos. Y lo que dicen los números es que el PP ha perdido dos escaños y y 2 puntos y medio con respecto a 2005, 6 escaños y 9 puntos con respecto a 2001, 3 escaños y 6 puntos con respecto a 1998, y hay que remontarse a 1994 para encontrar resultados peores a 2009. Esto, por lógica elemental, jamás puede interpretarse como magnífico, y si el PP es clave, que lo puede ser si no cambia mucho el panorama, lo es en virtud a los logros de otro, en este caso el PSE, que es quien realmente ha subido (6 escaños y 8 puntos más que en 2005, 11 escaños y 12 puntos más que en 2001, 10 escaños y 13 puntos más que en 1998, 12 escaños y 14 puntos más que en 1994 y así sucesivamente hasta ver que son sus mejores resultados históricos en las elecciones autonómicas vascas). Y esto, y no otra cosa, es lo que hace que los resultados del PP puedan cuadrar aritmeticamente para desalojar al PNV de la Lehendakaritza. De modo que, a no ser que esperasen unos resultados peores y esta sea la única razón, no hay motivo para entender la algarabía de Basagoiti con respecto a sus números.

Dejando ya al PP resta hacer una pequeña advertencia a los partidos no nacionalistas: cuidado con la euforia porque, aunque los resultados son históricos, la mayoría social vasca sigue siendo nacionalista, y hay que recordar que muchos batasunos se quedaron en casa (y entiéndase que esto no es una crítica a su ausencia del cartel electoral), aunque parte de sus votos fueran a Aralar. Por cierto, si me callo esto exploto. Poco después de las elecciones ví en una tertulia televisiva a Isabel San Sebastián algo escandalizada con los votos de Aralar al grito de "son ETA sin armas". Semejante barbaridad da cierto pavor. Esta señora olvida, o pervierte conscientemente el hecho de que si hay un elemento característico indisociable a ETA son las armas, y que sin ellas no hay ETA. Sin armas no hay terroristas y ni asesinatos, y lo que queda es una postura política legítima y perfectamente defendible. Guste o no, se esté de acuerdo o no. Pero esta prostitución del lenguaje deja un rescoldo sombrío sobre lo que puede ser la reacción de algunos en un hipotético futuro, pero esto es otro tema que también tiene sus aristas.

El caso es que en las huestes populares cunde la euforia y en las socialistas la congoja. Especialmente al trasvasar los ánimos a nivel nacional. Los efectos de la crisis pasan factura al Gobierno, es lógico, con mayores o menores errores, siempre sucede. Al PP le tenía muy preocupado que las encuestas no venían testimoniando un aprovechamiento del desgaste del Gobierno, quizá por eso unos resultados aceptables en Galicia y País Vasco se están magnificando. Lo más probable es que venga bien, que gracias a esta euforia se genere una inercia que lleve hasta las elecciones europeas en un estado de ánimo elevado. Pero cuidado con las próxima cita electoral. Las europeas, lejos de entenderse como son y darles la importancia que tienen, han venido siendo, tradicionalmente, un espléndido momento para castigar, en mayor o menor medida, al partido del Gobierno. Viendo como bajan las aguas no sería de extrañar un varapalo al PSOE en esta cita, con los populares movilizados, como siempre, y los votantes del espectro de izquierdas, siempre más proclives a la crítica, al desencanto y al castigo, metiendo un poco de miedo ausentándose de las urnas o no votando a un partido hegemónico.

Pase lo que pase las interpretaciones, a buen seguro, volverán a olvidar que las europeas no son buen termçometro para las generales, más aún estando estas a casi dos años vista, pero si servirán para meter mucha presión a un Gobierno acosado por la crisis internacional.

No hay comentarios: